La sostenibilidad (demográfica, económica, ecológica, etc.) de las sociedades y espacios rurales constituye un objetivo estratégico para la Unión Europea. El proyecto “Movilidades, diversidad social y sostenibilidad. Los retos de la agenda europea para el desarrollo rural” (CSO2012-37540) financiado por el Ministerio de Economia y Competividad (Plan Nacional de I+D+i), analiza el papel que juegan en este aspecto las diferentes movilidades (migraciones, cambios residenciales, movilidad cotidiana, turismo, etc.) y la diversificación sociológica a la que dan lugar. El desarrollo rural, las estructuras demográficas, las economías locales, la ordenación del territorio, etc. aparecen en gran medida configurados por estas estrategias sociales y nuestro objetivo es obtener unos resultados transferibles a las instituciones, profesionales y agentes involucrados en el desarrollo rural como análisis e instrumentos para mejorar la calidad de vida, las formas de gobernanza y la políticas rurales. Para llevar a cabo esta investigación estudiamos como se interrelacionan estos procesos en tres escenarios y estudios de caso representativos de la problemática que presentan de las áreas rurales en relación con la sostenibilidad. Por un lado, el impacto de estas movilidades en las economías turísticas rurales, analizadas a partir del estudio de caso de la freguesía de San Jacinto (Aveiro, Portugal). Por otro lado, la transformación socioespacial de la ruralidad periurbana, que estudiamos en la comarca Gran Vega de Sevilla. Finalmente, la sostenibilidad de las áreas de montaña, que exploramos en el caso de los Pirineos Orientales Navarros (Valles de Roncal, Aezkoa y Salazar).
Movilidades, diversidad social y sostenibilidad rural
La reestructuración experimentada por las áreas rurales en Europa durante los últimos años ha cambiado de manera evidente tanto la composición sociológica de sus residentes, como sus estructuras productivas y la valorización de sus recursos (Woods, 2005; Camarero y González, 2005). Muchos de estos cambios pueden analizarse bajo el prisma del creciente impacto que ejercen las nuevas “movilidades” que caracterizan el último cambios de siglo (Urry, 2006; Cresswell, 2010; Bell y Osti, 2010; Oliva, 2010): intensificación de la automovilidad privada, migraciones, cambios residenciales, turismo, etc., y pueden representar nuevas oportunidades pero también incertidumbres para el mundo rural. Muchas de estas áreas muestran una profunda vulnerabilidad y fragilidad para su sostenibilidad social (Marsden, 2009; Camarero et al., 2009). Por ejemplo, la desigualdad en la accesibilidad a las oportunidades o los servicios se configura como un reto decisivo para muchas áreas y ciertos grupos rurales concretos. Conseguir unos territorios competitivos y socialmente integrados o revitalizar sus estructuras económicas y demográficas dependerá, en gran medida, de cómo logren articularse estos procesos. El arraigo rural de los jóvenes y mujeres, aparece estrechamente relacionado con las posibilidades que ofrece la generalización del automóvil privado que ha cambiado no solo las formas de vida y trabajo (Oliva, 2006; Milbourne y Kitchen, 2014; Camarero, Cruz y Oliva, 2014: ) sino los perfiles sociológicos de sus residentes (Camarero y Oliva, 2004). Cada vez más normalizada como un recurso imprescindible, la movilidad cotidiana plantea también una reflexión importante sobre las desigualdades sociales y las condiciones de la ciudadanía en las sociedades modernas (Urry, 2004; Kaufman et al. 2004; Camarero y Oliva, 2008).
Pero también otro tipo de movilidades, como las migraciones internacionales, los cambios residenciales de grupos exurbanos o retornados, las pujantes economías del turismo, etc. están transforman las fortalezas y debilidades relacionadas con la sostenibilidad rural (Milbourne, 2007; Halfacree y Rivera, 2011). Estos movimientos que parecen descentrar las antiguas categorías y fronteras (Bauman, 2007) extienden las cuestiones derivadas de la diversidad social también al mundo rural. Cada vez más grupos inesperados aparecen en lugares también inesperados (Williams, 2009) y las migraciones a las áreas rurales constituyen hoy un objeto de estudio estratégico para comprender la propia globalización (Woods, 2005; Cloke et al. 2006; Kasimis et al. 2010; Pedreño y Riquelme, 2010; Camarero et al., 2011, 2013) así como los marcos para la gobernanza rural y las políticas públicas o los actores translocales que proliferan en sus territorios (Waldinger, 2006, Carmo y Hedberg, 2011). Por ejemplo, los flujos migratorios internacionales triplicaban en apenas unos años el peso de los extranjeros en los municipios españoles por debajo de 10.000 habitantes (pasando del 2,8% registrado por el Censo de 2001 al 8,5% del Padrón de 2009) y numerosas economías turísticas se vinculan a oportunidades e incertidumbres que derivan de los flujos internacionales y su presión sobre unos entornos y culturas que conforman su recurso principal (paisaje, patrimonio, etc.) (Figueiredo y Raschi, 2013; Oliva y Camarero, 2013). Por ejemplo, la diferenciación de la demanda obliga a una especialización de los territorios receptores de estas movilidades (turismo verde o de masas, de retiro o de ocio juvenil) y la reelaboración de sus recursos en función de las nuevas economías de signos y lugares (Lash y Urry, 1994; Figueiredo y Raschi, 2011). Finalmente, todas estas movilidades aparecen frecuentemente relacionadas unas con otras (como las migraciones de retorno o las reagrupaciones familiares), al modo de una suerte de “enfolded mobilities” (Williams, 2009) que adquieren una presencia especial en ciertas áreas rurales, como las migraciones laborales a las zonas turísticas rurales del litoral mediterráneo español para atender los servicios del turismo residencial internacional.
Estrategia de investigación y objetivos
Las administraciones e instituciones rurales se enfrentan hoy a una realidad social mucho mas compleja de la imaginada apenas hace unas décadas. La creciente atención que tanto investigadores, como agencias especializadas e instituciones rurales vienen prestando a estas cuestiones evidencia la necesidad inaplazable de comprender estos procesos y sus interrelaciones e tratar de integrarlos en las formas de gobernanza y las políticas rurales. Por ejemplo, no se ha desarrollado un estudio suficiente sobre las culturas locales de la movilidad cotidiana, de cómo son elaboradas y asumidas por grupos generacionales, de género o laborales concretos (como las clases medias exurbanas, los “commuters” de larga distancia, las familias que usan estrategias multiresidenciales entre el pueblo y la ciudad, las generaciones que intensifican su movilidad para asumir cuidados y cargas familiares, etc. ). Los objetivos del proyecto son identificar y analizar las relaciones que presentan los procesos descritos en tres escenarios prototípicos del mundo rural actual: las áreas de montaña (con una problemática especial de sostenibilidad demográfica solo superada por la movilidad y el arraigo de nuevos pobladores), las economías turísticas (enfrentadas a movilidades que constituyen su fuente de recursos esencial pero también el principal desafío para su sostenibilidad) y las áreas periurbanas (transformadas por la presión de la dispersión residencial metropolitana y los procesos acelarados de remodelación socioespacial). Estudiamos en cada uno de estos contextos los perfiles sociológicos y las estrategias sociales (familiares, laborales, residenciales, de movilidad) que definen la realidad rural cotidiana.
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